El queso fresco es de esos básicos que nunca faltan en la nevera: sano, versátil y con un sabor suave que combina con todo. Pero, ¿sabías que hay pequeños errores que hacen que no lo disfrutes al máximo?
En Ameco lo elaboramos cada día de forma artesanal, y por eso queremos contarte los 3 fallos más comunes al comer queso fresco y cómo evitarlos para que cada bocado sea una experiencia única.
1. Guardarlo como si fuera un queso curado
El queso fresco no entiende de largas esperas. Es un producto vivo, cremoso y delicado. Si lo dejas demasiado tiempo, pierde esa textura tierna que lo hace tan especial.
👉 Tip lifestyle: disfrútalo en los primeros días tras abrirlo, en desayunos, ensaladas rápidas o incluso como snack de media tarde.
2. Repetir siempre la misma ensalada
¿Cuántas veces has caído en la clásica receta de queso fresco + lechuga + tomate? Está bien… pero puede ser mucho mejor.
👉 Atrévete a darle un giro:
- Con frutas frescas (fresas, mango, higos).
- Con frutos secos tostados y un chorrito de miel.
- En un wrap ligero con aguacate y verduras crujientes.
Pequeños cambios que convierten un plato aburrido en algo digno de foto para Instagram 😉
3. Olvidarlo en las reuniones
Cuando pensamos en picoteo solemos ir directos a los embutidos o las patatas fritas. ¡Error! El queso fresco Ameco es el aliado perfecto para un picoteo ligero, fresco y diferente.
👉 Inspírate: sírvelo con pan crujiente, un buen aceite de oliva virgen extra y aceitunas. Fácil, rápido y para todos los gustos.
AMECO: frescura que se comparte
En Ameco llevamos más de 30 años elaborando queso fresco cada día. Nuestro secreto: ingredientes de calidad y el mimo de un proceso artesanal que nos permite llevar a tu mesa un queso ligero, cremoso y auténtico.
Porque el queso fresco no solo se come: se disfruta, se comparte y se reinventa en cada bocado.


